Guadalajara, Jalisco – 21 de septiembre de 2024

En una velada que quedará grabada en la memoria de los asistentes, el tenor internacionalmente aclamado Rolando Villazón hizo su esperado regreso a los escenarios de México después de más de una década de ausencia. Acompañado por las talentosas soprano Anabel de la Mora y mezzosoprano Itzeli del Rosario, y bajo la dirección del renombrado maestro Iván López Reynoso, la Orquesta Solistas de América ofreció una interpretación impecable en el Conjunto Santander de Artes Escénicas.

La noche comenzó con una vibrante interpretación de la Obertura de “Le nozze di Figaro” de Wolfgang Amadeus Mozart, a cargo de la Orquesta Solistas de América, marcando el inicio de un programa lleno de grandes momentos musicales.

El clímax de la noche llegó con la entrada de Rolando Villazón al escenario, recibido por una ovación atronadora. El tenor, conocido por su carisma y pasión interpretativa, deleitó al público con una sublime interpretación de “Voi che fausti (Il re pastore)”, también de Mozart, dejando a los presentes sin aliento ante su imponente voz.

El concierto continuó con la destacada participación de Anabel de la Mora y Itzeli del Rosario, quienes unieron sus voces en una brillante ejecución del dúo “Ah perdono il primo affetto” de La clemenza di Tito. Las solistas mostraron una química artística excepcional, cautivando a la audiencia con sus matices vocales y la emotividad de su interpretación.

Uno de los momentos más memorables de la velada llegó cuando Villazón se unió a las solistas para interpretar el trío “Pria di partir, oh Dio!” de Idomeneo, lo que provocó una ovación de pie por parte de varios asistentes, emocionados por la impecable interpretación del conjunto.

A lo largo de la noche, el público fue transportado por un variado repertorio que incluyó piezas de compositores como Guiseppe Verdi, Gioachino Rossini, Jacques Offenbach, Jerónimo Giménez y Manuel Penella, mezclando magistralmente momentos de profunda emoción con pasajes cómicos que resaltaron la versatilidad de los intérpretes.

Este recital operístico no solo fue una celebración del arte lírico, sino un reencuentro emocional entre Rolando Villazón y su público mexicano, que respondió con entusiasmo a cada interpretación.

El concierto fue, sin duda, una muestra del altísimo nivel de los artistas involucrados y una noche que quedará en la memoria de todos los que tuvieron el privilegio de asistir.